miércoles, febrero 3

Respuesta al artículo publicado, en la página 8 de La Verdad; el 3 de febrero de 2010, firmado por José F. Picó. “El coliseo”. :

Visitando el ágora

Es muy fácil opinar y sencillo conducir cuando, en realidad, de lo que se trata es de dirigir mensajes e ideas que no están basadas en una solidez argumentativa ¿dónde está la noticia? Hablar, pues, es muy sencillo y también lo es cuando se diserta, sobre manjares de la restauración, disfrutados en una comida singular celebrada entre dos personajes públicos. El famoso almuerzo titulado “la primera cita” –página central de La Verdad- No aporta ninguna novedad digna de mención. Salvo el antagonismo. Por lo que cabría preguntarse ¿porqué se le otorgan tan amplia difusión? Esta incógnita que no participa solución puede llevar a pensar, al profano, en la propaganda: instrumento que utilizado en la I Guerra Mundial. En ella, junto a los grandes avances armamentísticos, se produjeron también las transformaciones de la propaganda como arma tradicional en la guerra. Los nuevos medios de comunicación de masas permitían llegar a donde las armas más avanzadas del momento no podían: a la población civil que se encontraba al otro lado del frente. La guerra mundial se planificó también contando con la posibilidad de motivar al soldado, o desmotivarlo en el caso del enemigo. Con los medios de comunicación, las estrategias de difusión masiva de mensajes se convirtieron en armas de guerra, a veces más eficaces que las mismas armas convencionales. El estudio de los efectos de la comunicación (cuánto, cómo y a quién influyen los mensajes de los medios) se convirtió, por tanto, en un objetivo estratégico de los estados en este periodo convulso de la historia más reciente. Que, por cierto, ha quedado desfasado. Por lo tanto, los medios de comunicación, actualmente, están para informar y reflejar la realidad; formando e interpretando el mensaje para facilitar la información al lector. Otra cosa es entretener y ocupar el ocio Y, una tercera cuestión, sería la opinión de las elites que exponen sus criterios, comentarios y acontecimientos como el presentado en el artículo de opinión que nada, sustancial, aporta a la cuestión marginal madrileña.

No hay comentarios: