lunes, abril 9

CUANDO LA FE MUEVE MONTAÑA

Es interesante admirar la Semana Santa cuando la fe cristiana inunda las calles de las ciudades. Cuando los tronos, rebosantes de flores, muestran a la sociedad ?creyente o no- el fervor de unos ciudadanos que conmemoran el sentimiento de compartir la pasión y muerte de Jesucristo. La interesante y grandiosa manifestación recogida en la CE, Capítulo Segundo; Sección 1ª; De los derechos fundamentales y de las libertades públicas, amparadas en el artículo 16.1... Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. Por lo cual, hay que decir que: las confesiones religiosas, denominaciones cristianas o iglesias cristianas, son términos que se designan a la pluralidad de confesiones religiosas que se identifican a sí mismas como cristianas, considerándose cada una de ellas a sí mismas, bien como la única iglesia cristiana verdadera, bien como una iglesia reformada, bien como una iglesia nacional independiente, bien como una iglesia local independiente, o bien como otras clasificaciones. No hay acuerdo entre teólogos, estudiantes del cristianismo y clero de los diversos grupos religiosos cristianos (ni entre cada uno de estas categorías entre sí), respecto a qué grupos deben ser catalogados propiamente como denominaciones cristianas o qué criterios habría que usar para ello; desacuerdo inevitable dadas las diferencias doctrinales y las diferencias metodológicas entre cada escuela (250 confesiones) de pensamiento religioso. Sin embargo, también podemos observar la pasión en hombres, en mujeres y, cómo no, también en niños y niñas que arriman sus jóvenes hombros de costaleros para transportar por las calles de las ciudades las enormes plataformas donde se levantan las fervientes imágenes que cada año ?en Semana Santa- recorren nuestras ciudades. Esta Semana Grande de la primavera que, en muchas ocasiones, se presenta como rogativa para que las lágrimas del amor bañen las tierras que permita germinar el fruto de los campos, provoca la desilusión de fieles que vierten sus sollozos al no poder realizar su acto procesional a las imágenes veneradas. Pero hay que entender que, en la actualidad, los administradores públicos trabajando denodadamente para intentar resolver, de la mejor manera posible, los graves problemas que asolan a la sociedad, léase: desempleo; crisis financiera; defraudación fiscal; recortes presupuestarios; incremento de precios en servicios básicos; reducción de inversiones y un largo etcétera de problemas que tiene que afrontar la Ciudad; la Comunidad y el País, y, cómo no, la sociedad. Mientras, España sigue en procesión, desfilando, rogando y suplicando, al Altísimo, para que nos ayude a salir de la interminable crisis que flagela a la sociedad despiadadamente. Jorge Espí

1 comentario:

Ricardo Pico Mora dijo...
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