
Muy sencillo, la Sra.
Castedo ordenó –efectivamente- que se pusiera el nombre de
Alicante en el stand. Pero, eh ahí la fatalidad, un Conseller –y
vaya Vd. a saber quién- lo quitó, los frustró y declinó la orden
ninguneando a la Primera Edil. Por lo tanto se ha de entender que –la
innombrable ciudad no existe, no está y no aparece- No es de recibo
que nuestra Alcalde consienta semejante desautorización porque, en
ocasiones, es preciso montar guardia con spray de pimienta para
evitar amenazas o con spray de pintura para dibujar las palabras.
En cambio y tras la
curiosa observación nace la inevitable pregunta: ¿qué hizo la
oposición? Pues, aunque parezca mentira, la concejal Elena Martín
–lejos de defender la imagen de Alicante-, se le ocurrió la
brillante idea de señala, criticar y pedir la dimisión de su
propio vocero, es decir, del portavoz del pesoe porque, al
parecer, ejerció su profesión galena en Elche o que el Secretario
General, de los afiliados alicantinos, se presentó a elecciones por
otro partido antes de pertenecer a las filas del psoe –como
si la actuación fuera un delito- Sin embargo no se le ocurrió, a la
aventajada edil, agitar ningún cartel, pancarta o similar donde se
pudiera dignificar la palabra (I love Alicante), y colocarlo
en el stand donde no lo podrían quitar ni siquiera los GEOS. Por lo
tanto, y en virtud de los acontecimientos, queda claro
que se empiezan a vivir seriales que no se sabe muy bien quien
escribirá los guiones –si Berlanga o Tarantino- donde se
escribirán y escucharan disparates y dislates. Por qué, llegados a
este punto, es justo preguntar ¿para qué están los representantes
públicos? Para pelearse entre ellos o para defender los intereses de
la ciudad. Cuestión que sería interesante desvelar. Obviamente, se
ha de entender que los del pp trabajan en contra su Alcaldesa
y los del psoe agreden a su Portavoz y Secretario General...,
en la extraordinaria cinta dirigida por Tom Hooper… “los
miserables”.
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