
Las obras en el tramo de la avenida de Dénia situado entre el colegio de los Jesuitas y el Bulevar del Pla se han parado en seco sin haber ejecutado ni un remate. La regata Volvo pasó y, con ella, se interrumpieron las obras dejando la mediana sin acabar y con un enorme socavón, las aceras sin terminar y el asfalto irregular. Los vecinos más inmediatos, los comerciantes y los alumnos del colegio Calasancio sufren las consecuencias.
La consecuencia de esa falta de previsión la pagan ahora los comerciantes, vecinos y otras personas que tienen su lugar de trabajo junto a la avenida, así como la comunidad escolar del colegio Calasancio, que sufren de distinta forma el hecho de tener una obra parada a medias.Las obras se han paralizado sin ejecutar algunos remates que parecen elementales. Por ejemplo, en la mediana de la avenida se ha dejado un enorme socavón sin tapar frente al centro médico Medimar, lo que podría causar un accidente a algún peatón que se atreva cruzar la calzada algo, por cierto, nada recomendable.
Además, las labores de jardinería no se han acabado, las aceras están a medio construir, una farola se apoya en una pieza de hormigón de un metro de altura en vez de tener su base sobre la acera. También encontramos pivotes y piezas de plástico modelo "new jersey" por todos lados, vallas o señales de obras tiradas en el suelo. Y, una de las cuestiones que más preocupan a los conductores, el acceso hacia el centro para los vehículos procedentes de la Gran Vía continúa cerrado, lo que obliga a desviarse por la calle de León de Nicaragua.
Con todos estos impedimentos, apenas hay peatones que caminen junto a la avenida y, por tanto, el restaurante Dénia 84 estaba ayer vacío. Su responsable, Eva María Venteo, explica que desde el inicio de las obras "estamos siempre así. Antes había aparcamiento y ahora no pueden pasar ni los peatones".
Sagrario López, directora del colegio Calasancio, indica que el parón de las obras les está causando problemas, agravados al coincidir con el proyecto del TRAM que se ejecuta en la prolongación del Bulevar del Pla. "Las líneas de autobús no están normalizadas desde que empezaron y ahora sólo nos queda la línea 23. De modo que los alumnos que cogían el 9 se tienen que ir hasta la calle de León de Nicaragua", lamenta.
El otro problema es que la obra del tranvía ha cerrado temporalmente el acceso a los autobuses escolares, de modo que ahora los alumnos acceden a los vehículos en unos terrenos situados detrás del colegio. "Aunque es cierto que viene la Policía, ahora hay que ir con mucho cuidado", señala la profesora, quien apunta que los responsables de la obra le habían asegurado que la actuación "se acabaría para la Volvo, pero se está retrasando muchísimo". Y menos mal, agrega, que "al haber obras, los coches aminoran la velocidad".
Aun así, Margarita Etayo, vecina de un bloque pegado a la avenida, explica que "ahora el ruido se nota más que antes, aunque su principal queja se debe a que "ahora nos han dejado una salida peligrosa para los vehículos".
Mientras, el concejal socialista Jorge Espí considera "una barbaridad" que después de que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps "haya venido tantas veces a inaugurar y reinaugurar la obra, no previeran la necesidad de estas expropiaciones" y, además el carril-bici prometido sea prácticamente inexistente.
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