lunes, agosto 1

Como es la Derecha que nos viene.

Que la crisis económica y financiera esconde una crisis de más envergadura y más amplia, que alcanza principios y valores, es algo comúnmente admitido, tanto por la izquierda como por la derecha. Por un lado, afecta a la racionalidad económica, al comportamiento de los bancos, a la relación con clientes y gobernantes; por el otro, a las instituciones, a la legitimidad de la clase política, a su discurso público. Es una crisis cultural en sentido amplio, puesto que afecta a casi todos los aspectos de la sociedad moderna.

Lo peor de la derecha esta en no reconocer que fueron ellos quienes nos introdujeron en esta crisis y ademas tener un comportamiento frívolo y demagogo ante la misma.

El desinterés intelectual por los fines conlleva necesariamente la sobrevaloración de los medios, hasta el punto de que éstos acaban ocupando el lugar de aquéllos. Y en la medida en que la derecha ha sabido adaptarse mejor que la izquierda a las nuevas tecnologías, esto desemboca en la utilización abusiva por parte del PP de medios de propaganda y marketing: blogs, Facebook, chats, foros, videos... Hasta el punto de que éstos han impuesto su lógica, y se considera un importante triunfo político el tener un número determinado de amigos en Facebook o lograr muchas visitas en Youtube, en vez de disponer de una visión coherente de la política exterior o una hoja de ruta bien trazada para la independencia de la Justicia (caso de los trajes o la amistad encubierta de la Rua Camps). Desinteresada por la verdad, la derecha política cae también en el rechazo explícito a analizar rigurosamente la realidad cuando ésta no le favorece, lo cual le acaba llevando a la ocultación de hechos o aplicar una politica de Ultras (recordemos el caso de los juegos racistas en cataluña, el pedir una limpieza lingüística en Cataluña, la radicalización contra el islamismo–, la magnificación arbitraria de otros de menor importancia nacional al partido– o la minusvaloración de asuntos de enorme trascendencia histórica pero de escaso interés electoral a corto plazo –eutanasia, aborto, laicismo, bodas de gays i lesbianas (recordemos la comparación de peras y manzanas de Ana Botella)–, a los que se califica de "cortina de humo" para no afrontar su naturaleza y sus consecuencias reales.

El desinterés y la interpretación de los hechos en términos instrumentales conlleva una cuarta característica: la adopción de comportamientos sectarios, el rechazo a todos aquellos que no compartan los fines o los medios empleados por la maquinaria del partido en su búsqueda del poder. De ahí la expulsión simbólica de determinados valores ("Si alguien se quiere ir al partido liberal o conservador, que se vaya"), el acoso o marginación de determinadas personalidades María San Gil, Gema Amor, la marginación del Ripollismo y la suspicacia ante periodistas o intelectuales inequívocamente liberales pero no comprometidos con el éxito electoral del partido.

La quinta característica hace referencia al discurso demagógico, a la utilización de las emociones y los sentimientos como ejes del discurso político. La política se reduce entonces a provocar impactos emocionales mediante discursos, fotografías, vídeos. El proyecto político se supedita a o se configura en función de "lo que interesa a la gente", Formula 1, ATP 500, Volvo Ocean, Americans Cup., el Papa..la economía no son sino apelaciones al "bolsillo" de los ciudadanos; la razón, en definitiva, es sustituida por el sentimiento y la apelación a los bajos instintos de los electores, convertidos en mera masa electoral manipulable.

Nota. Textos extraidos de las dos crisis de la derecha Española.

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